El reencuentro con la nube voladora

 

Un día soleado, Goku estaba limpiando el jardín de su casa —bueno, en realidad, Milk lo obligó— cuando de repente, entre un montón de trastos viejos, algo amarillo y peludo asomó entre una caja rota y una sombrilla oxidada.

—¿¡Eh!? ¡¿Eso es... la Nube Voladora!?

Goku se acercó, rascándose la cabeza. La nube, cubierta de polvo y con telarañas, emitió un pequeño poof al sacudirse.

—¡Vaya! ¡Pensé que te habías ido volando hace 30 años! —dijo Goku, riéndose mientras la nube flotaba temblorosamente como si tuviera artritis.

Intentó subirse como en los viejos tiempos, pero la nube lo rechazó de inmediato con un zumbido.

—¿Eh? ¡Vamos! ¡Sigo siendo puro de corazón!... Más o menos...

La nube se alejó lentamente, girando sobre sí misma como si estuviera indignada.

—¡Ah, ya entiendo! —dijo Goku, mirando hacia la casa— ¡Milk, deja de mirar! ¡Me estás afectando el "nivel de pureza"!

Desde la ventana, Milk cruzó los brazos.

—¡Tú verás si prefieres dormir con la nube esta noche!

Goku suspiró y miró a la nube, que parecía estar riéndose.

—Hmpf... hasta tú me haces bullying ahora.

Desde ese día, la Nube Voladora aparece de vez en cuando… solo para burlarse un poco.

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