Séptimo piso: poseído por la especia


Bueno, parece ser que el séptimo piso no será tan sencillo, el solo hecho de acceder al mismo me ha convertido en un ser diferente, no puedo respirar correctamente y mis ojos comienzan a tornarse azulados, algo extraño en el ambiente comienza a dominarme, siento que pierdo la razón, siento que puedo perder la cordura...

"Llevarlo ante Feyd-Rauthau" indicaron unos tipos duros vestidos de cuero, se hacían llamar los Harkonnen o algo por el estilo, sus ropas parecían traídas de los superhéroes de las películas actuales, porque ahora todos se tienen que vestir look gótico, pero parece que estos tipos fueron pioneros en el arte de la oscuridad... de hecho creo que he visto al Profesor X caminando por ahí...


Da igual, no es un tema que me interese comentar en estos momentos ya que he sido arrastrado como una bolsa de patatas por todo el recinto hasta llegar a una arena de gladiadores donde me esperaba el famoso Feyd-Rauthau.

"Vestirlo con ropa adecuada, desnudarlo ante mi, sobarlo, aceitarlo y ponerle la vestimenta típica para estos rituales" indicó Feyd-Rauthau mientras sus hombres hacian de mi cuerpo una ensalada mixta.

Una vez vestido y perfumado me situaron frente a él para una batalla cuerpo a cuerpo en la que yo no disponía de arma alguna.

"Hermoso, serás castigado por pensamientos impuros, morirás como lo hará tu jefe, deberás convertirte en sangre para que podamos beberla, tu hora ha llegado" me espetó Feyd-Rauthau y se lanzó al ataque.

Mis ojos azulados por el dolor y el ambiente enrarecido (nunca mejor dicho) temieron lo peor...

Estuvo muy cerca de matarme, estuvo a punto de clavarme una horrenda daga en la yugular, pero solo estuvo cerca, porque cuando lo tuve al alcance de mi boca le dije "Sting!! hola Sting!!! soy tu fan number one", en ese momento la enajenación del tipo fluctuó en un descenso apasionado.

El tal Feyd-Rauthau había desaparecido por arte de magia, en su lugar estaba Sting cantándome Roxane y su red light, canción promiscua si las hay, bailamos y cantamos al ton y al son de las canciones de Sting y me retiré del lugar con una auténtica alegría, una alegría que espero me dure hasta el final del recorrido, porque tan solo me separan tres pisos de la salvación de Yamete! News.

Toma ya E.!

Donovan.